Trekking al Mirador de Las Torres, inicio de la W
Luego de nuestra primer noche durmiendo “en el piso”, ya que el aislante apenas amortigua algo la dureza de la tierra, nos levantamos temprano para prepararnos a nuestro primer trekking, en teoría el más difícil, pero el que ya conocíamos por haberlo hecho en 2011, El Mirador de Las Torres. Con una temperatura agradable de unos 17ºC a las 8:50 hs encaramos con Carina y Gabriel la subida de 18 km, mientras Patricia que ya colgó los borceguíes, se quedó en la Hostería Las Torres disfrutando de buenas comidas y un libro.
Llegamos al Refugio Chileno a las 10:50hs y paramos 10 minutos para descansar, luego de 4.5 km de caminata y un desnivel de 230m (de 200 a 430msnm). El camino sigue subiendo en forma continua hasta los 600m a la altura del Campamento Torres a los 7.5 km, para llegar a la trepada final de 1 km y 300 m de desnivel, muy duro al rayo del Sol en un terreno de piedras grandes tipo acarreo. Sobre el final han cambiado las marcas respecto de hace dos años por lo que se llega a la Laguna Torres haciendo un rodeo de 200 m alrededor de unas rocas grandes que antes se pasaban por el otro lado. Finalmente llegamos a las 14 hs a la Lagua Torres donde nos quedamos casi una hora disfrutando del paisaje y comiendo algunas barritas de cereal y el atún en lata. Algunas nubes bajas tapaban parcialmente a la Torre Sur pero a esa altura nos venía bárbaro para aflojar el calor.
El regreso nos llevó media hora menos (4:15hs) y siempre en bajada llegamos a la Hostería las Torres a las 19hs, donde Patricia nos esperaba con una novedad. En nuestra ausencia el sobrino del dueño de la hostería estaba enganchando un caballo a una especie de sulky cuando el bicho se desbocó y empezó a arrastrar carro con el muchacho colgado tratando de frenarlo. En su desenfrenada carrera golpeó tres autos entre los que estaba el nuestro. Al primero y al tercero les arrancó el paragolpes y a uno le rompió la óptica trasera, a nosotros nos marcó algo el plástico de las luces traseras y un pequeño bollo alrededor del mismo. Patricia se tuvo que refugiar en un kiosco cercano porque estaba justo en la playa de estacionamiento cuando sucedió el hecho. El gerente de la hostería vino a disculparse y ver cómo podía solucionar el problema ya que los otros dos autos eran alquilados y ya había arreglado con el seguro de los mismos. Por suerte no nos afectó la apertura del baúl así que le dije que fue un accidente y que no se podía hacer mucho, por lo que nos invitó a cenar esa noche al restaurante que tienen como una manera de compensación.
Nos fuimos a duchar al camping distante 1km de la hostería y volvimos a las 21:30, todavía de día para nuestra cena-canje. Al otro día me enteré que la cena para 4 eran unos 180 dólares, así que salí a buscar otro caballo……
|