Anécdotas |
Un día demasiado largo Salimos de Rosario a las 5:20 de la mañana, ya que calculábamos 15 hs para hacer los 1500 km hasta Puerto Madryn. Para que no nos pase como el año anterior, en que también nos cruzamos con el Rally Dakar, y tuvimos que desviarnos por la ruta 5 hasta Trenque Lauquen, esta vez decidimos ir directamente a bahía Blanca por la Ruta 33. A las 10 llegamos a esta ciudad y un mundo de gente esperaba a los participantes para el comienzo de la última etapa del rally. Recién habían pasado los cuatriciclos así que nos quedamos al costado de la ruta para ver los autos y camiones. Pensamos que iba a ser poco tiempo pero al final estuvimos 2 hs. Seguimos viaje y llegamos a Bahía Blanca a las 14:50 pero en el ACA no había nafta y en la Petrobrás que cargamos nos tuvieron esperando más de 20 minutos mientras le cargaban tambores de 20 l a una chata. Al final perdimos 25 minutos y encima a la salida otros 10 minutos por el control fitosanitario que hay en la ruta 22. La temperatura ambiente estaba en 42 ºC. Pasando Río Colorado y casi en el desvío por la ruta 251 hacia San Antonio Oeste el motor comenzó a "toser" y finalmente quedamos tirados en la banquina. El auto arrancaba pero a los tirones apenas hacía un par de metros antes de pararse No se veía nada anormal ya que salvo que el capot estaba listo para recibir unos huevos fritos, la temperatura del motor era normal y no se veía ningún síntoma. Dejé parado el motor por 15 minutos y al final arrancó normal. Como el camino que venía era desierto puro, opté por regresar a Río Colorado a 28 km para atrás hasta el ACA. Llevamos el auto sin el aire acondicionado y a velocidad reducida hasta llegar a la estación. Ahí cargamos nafta y probé poner el aire y mantener el auto encendido para ver si se repetía la falla, pero todo resultaba normal. Mi conclusión, la temperatura ambiente habrá afectado al computador que maneja la inyección, u otra cosa relacionada con la conjunción de la velocidad, el aire acondicionado y los 42 grados a la sombra. Al final seguimos viaje con 1 hora y media de retraso adicional a no más de 120 km/h, y esperando que con la puesta del Sol se comience a enfriar un poco el ambiente. (ya eran las 7 de la tarde y hacía 38 grados). Finalmente, a las 23:20, icreíblemente con frío y mucho viento, llegamos al camping del ACA de Puerto Madryn. Pese a haber reservado ya casi no quedaban lotes porque era cambio de quincena y recién al día siguiente se iba bastante gente. Así que elegimos uno no muy bien ubicado cerca del alambrado perimetral. Como se había largado a lloviznar y no habíamos comido nada, nos fuimos al centro donde por suerte conseguimos un restaurante abierto. Al regreso ya no llovía y pudimos armar la carpa aunque para inflar los colchones con el compresor eléctrico nos tuvimos que ir lejos del lote para no despertar a los vecinos, ya era la 1 de la mañana!! Nos acostamos casi a las 2 de la mañana casi 21 horas después de que había sonado el despertador en Rosario. A las 7 de la mañana un Sol que rajaba la tierra impactaba sobre la carpa y ya nos sofocaba. Opté por recorrer el camping y descubrí varios lotes ya vacíos, algunos reservados para socios del ACA, pero otros con sombra mucho mejor ubicados. Elegimos con Patricia el mejor lugar e hicimos los trámites en la Administración para mudarnos. A las 9 toqué "diana" para que los chicos se levanten para mudar la carpa. La llevamos caminando sin desarmar con Gabriel, además de transportar los colchones inflados en el techo del auto los 200 metros que nos separaban del nuevo lote. |
El cruce por la 23 Para cruzar de Puerto Madryn a Bariloche se puede hacer por la RN 25 desde Trelew a Esquel y subir por la 40, todo por asfalto, o subiendo a Sierra Grande y cruzar por la RN 23. La distancia es similar, unos 900 km, con 300 de ripio. Quería conocer el pueblo de Ing. Jacobacci donde termina el tramo de La Trochita, y un cruce diferente a los varios que ya había recorrido. Hasta Los Menucos es asfalto, y está previsto terminarlo hasta Bariloche, pero los últimos 100 km desde Comallo están muy deteriorados. ya me habían avisado, pero la verdad es que hacía tiempo que no veía un "ripio" tan malo. En 20 km antes y después de Pilcaniyeu rompí dos gomas. La primera se desinfló por un golpe en la llanta, pero por el ruido ni me di cuenta y anduve varios kilómetros en llanta. El neumático se destruyó totalmente. Como siempre llevamos dos auxilios, uno bastante a mano, que usamos en la primera ocasión. Ya la segunda rotura fue por un tajo enorme por una piedra filosa. El segundo auxilio estaba abajo del baúl y hubo que vaciarlo casi totalmente para sacarlo. Dado lo desparejo del camino costó bastante levantar el auto y tener lugar para poner la rueda sana, por lo que tuvimos que usar algunas piedras planas para acomodar el criquet y subir y bajar el auto varias veces porque por pocos milímetros no entraban los bulones. Encima tan cerca de la cordillera, al atardecer comenzó a hacer frío y yo en remerita acorde a los 30 grados de la costa. Llegamos a Bariloche a las 11 de la noche, muy tarde y con pocas ganas para ir al camping, así que empezamos a buscar un hotel, pero costó bastante y tuvimos que acomodarnos en una habitación triple que es lo único que conseguimos. Tampoco teníamos más información de los hoteles disponibles que lo que nos daba el GPS. A la mañana siguiente fuimos a arreglar los dos neumáticos. Al primero, (de donde sacamos una un puñado de caucho molido) le tuve que poner una cámara ya que la llanta golpeada no se podía enderezar, y al segundo un parche de camión y otra cámara para que aguante sólo como auxilio. De ahí nos fuimos con Gabriel al camping y armamos la carpa. Primero en un lugar donde un vecino muy "amable" nos denunció a la administración que estábamos muy cerca de su fogón, pero los días posteriores vimos que en realidad lo que le molestaba es que no podía acomodar el auto como él quería. Luego la cambiamos de lugar (en este camping no hay lotes demarcados) y nos fuimos a buscar a Patricia, Carina y el equipaje que nos esperaban en el hotel. |
El Frey por cuarta vez y la primera con los chicos Este viaje estuvo pensado principalmente para poder hacer el trekking al Refugio Frey por primera vez con los chicos, ya que yo lo había hecho en el 76 con mis viejos y mis hermanos, y en el 85 y 93 con Patricia. También quería hacer la excursión a Puerto Blest con cielo despejado para poder ver el cerro Tronador desde la Laguna Frías, ya que en los viajes anteriores (salvo en el 76) siempre estuvo nublado. Para todo esto esperaba buen clima (si está nublado ni vale la pena subir al Frey o la excursión lacustre) y por eso nos fuimos primero a P. Madryn ya que en Bariloche estaba lloviendo los primeros días de las vacaciones. Cuando supimos que tendríamos buen tiempo por 3 o cuatro días, decidimos salir al día siguiente previo registrarnos en el Club Andino Bariloche. Estuvimos en la base del Catedral apenas se abría la boletería y nos subimos al telesférico que va de los de los 1000 a los 1700 msnm, después se sube a la aerosilla doble Punta Princesa que llega a los 1900 msnm. A las 10:40 comenzó la caminata, de 6 km que en teoría deberíamos tardar 3 horas. Pero los años nos hicieron olvidar los pedreros interminables que había que ir pasando mientras se iba por el filo con el Valle del Río Rucaco a nuestra derecha. También los años nos hicieron aumentar el vértigo en especial a Patricia, por lo que la marcha se hizo extremadamente lenta. Era más cansancio mental que otra cosa ya que en todo el trayecto casi no hay desniveles importantes. Gabriel con poca paciencia, quería ir más rápido, pero se la tuvo que aguantar. Recién a las 3 llegamos a la "Cancha de Fútbol" donde se deja el filo para subir hasta el punto más alto y de ahí bajar a la Laguna Schmoll. Una hora nos llevó la bajada que esta vez tenía poca nieve comparado con mis tres viajes anteriores. En el 85 tuvimos que bajar haciendo "culipatín" por estar toda la pared tapada de nieve en pleno enero. Un grupo de boy scouts nos había ayudado porque se habían tirado antes por una parte muy empinada donde a Patricia le agarró un ataque de pánico y no quería bajar más. Nos desviamos por un lugar de menor pendiente y con los scouts abajo esperándonos nos tiramos. Una hora más nos llevó bajar al mallín previo a la llegada al refugio donde el camino ya es derecho sin ninguna dificultad. Los chicos se adelantaron y como no podía ser de otra manera Gabriel se metió hasta la rodilla a la Laguna Toncek. Finalmente llegamos a las 18:15, tres horas más tarde de lo pensado. Los años no vienen solos, pero valió la pena. Para Patricia fue su última subida, por lo menos por el filo. Por la picada por donde bajamos son 11 km con pendiente fuerte los últimos 2 km, pero es todo por el bosque con sombra, y como no hay que usar la aerosilla, se puede empezar a subir mucho más temprano. De hecho la mayoría de los visitantes al refugio suben por donde nosotros bajamos. Nos tocó el mismo dormitorio compartido que las 2 veces anteriores (cuando fuimos en el 76, mi vieja al ver dónde había que dormir dijo que ni loca se quedaba, y bajamos los 11 km el mismo día !!) Descansamos y contratamos el alojamiento full, con cena completa, desayuno y alojamiento, todo por 100 dólares para los cuatro. Cenamos a la luz de las velas ya que ahora sólo hay energía eléctrica para la bomba de agua (con paneles solares). La chica que atiende el refugio, mientras esperaba que se haga la comida, se fue a trepar en la aguja Frey y en pocos minutos ya estaba junto a otras personas que con las últimas horas del día seguían practicando escalada en roca. Increíblemente ya se puede llamar por celular al refugio desde cualquier lugar. Las averiguaciones las hice por ese medio desde Rosario llamando al mismo refugio. Ahí no hay señal, pero para emergencias pueden usar uno dedicado para eso. También ahora los baños son más cómodos y hasta algún valiente se puede tomar una ducha. Y hace unos 10 años el refugio cuenta con una construcción de madera adyacente para que quien quiera cocinarse y comer por su cuenta pueda hacerlo. Cuando todos se fueron a dormir, me quedé admirando el cielo totalmente estrellado, y sacando fotos nocturnas hasta la medianoche. Habíamos llevado dos bolsas de dormir, pero en el dormitorio eran más de 15 personas y el calor humano alcanzaba para dormir en remera sobre la bolsa abierta. Puse el despertador a las 6 para no perderme el amanecer que por haberlo visto en el 85 y en el 93, valía la pena el espectáculo de ver los picos reflejados en la laguna. En cuanto sale el sol comienza a soplar el viento y el espejo desaparece. Bien abrigado salí a sacar las fotos y me encontré con gente durmiendo en bolsas de dormir a la intemperie. El amanecer resultó como lo había esperado, y el viento llegó a la hora señalada. A las 9 ya los chicos se habían levantado y desayunamos. Luego di una vuelta por los alrededores hasta que decidimos bajar a las 11:30. A sólo 100 metros de comenzada la bajada el camino cruza el arroyo que baja de la laguna pero confundidos por un caño plástico que baja del refugio, seguimos derecho y nos pasamos de largo. Al GPS no le di mucha bolilla por estar mal seteado el zoom. Cuando me di cuenta estábamos a 70 m de distancia de la picada correcta, y del otro lado del barranco por donde baja el arroyo. El camino ya se hacía impenetrable (pese a que se veían marcas de pisadas), y decidimos volver para atrás, 60 metros más arriba, hasta que vimos que la flecha se veía para los que suben por la picada. Cuarenta minutos más tarde ya estábamos en el camino correcto, todos transpirados y a las puteadas. La bajada fue tranquila con algunos retrasos para pasar los arroyitos por puentes de troncos, que no le hacían ninguna gracia a Patricia. A las cinco y cuarto finalmente estábamos en el auto. Muy cansados nos metimos en el primer bar de la base del cerro, y después de un rato largo nos enteramos de que sólo tenían tostados. Y nosotros que estábamos en ayunas, con sólo unos litros de agua de los arroyitos que cruzamos, esperando por una hamburguesa competa!. Nos fuimos al camping, nos bañamos, y de ahí, directo a un restaurante en Bariloche a reponer energías. |